La pandemia parecía ser algo con lo que nunca habíamos lidiado,y a priori deberíamos haber unido esfuerzos para controlar al enemigo y así este infierno acabará mucho antes, pero somos amigos del más difícil todavía así que optamos por el confrontamiento y la dejadez.
El año 2020 empezaba para mi feliz, por fin tenía mi licencianº4959 de investigador privado, y comenzaba a promocionar mi marca 211B BAKER ST, como despacho de Detectives.
Llegó febrero y con el el primer caso era una colaboración para otra agencia pero era un caso así que agarre mi cámara y mis gachets y salí a por todas…
No sé dio mal, al día siguiente volví a mis labores como experto valoraciones e informes para las compañías de seguros a las que llevaba dando servicio desde el 2005,con Rioja Tasaciones S.l mi buque insignia
Durante ese mes de febrero seguíamos escuchando como un virus Sars covid-19 estaba haciendo estragos en Wuhan, al principio pensé que sería algo pasajero y alarmista como paso con el Ébola algo lejano, pero el día que escuche que se retiraban las empresas más notorias del World movil congress de Barcelona comprendí que algo no iba del todo bien.
Llegó Marzo y seguían llegando noticias estremecedoras del virus, aquí en España seguíamos haciendo nuestra vida normal.
La clase política daba una imagen de normalidad absoluta, el gobierno arengaba a uno de sus lobbies apropiados, para si a manifestarse y la oposición hacia lo propio pandilla de insensatos no sabían lo que se les venía encima.
Yo por mi parte seguía haciendo mi vida con mi familia, mi trabajo, y mi nueva profesión, recuerdo que unos día antes del confinamiento el doce de marzo, me salió mi segundo caso esta vez en provincias, también se trataba de una colaboración para otro despacho salí contento, pues ganará poco o mucho me debía foguear y eso era lo importante coger experiencia para llegar a ser un buen sabueso.
Recuerdo estar apostado una troncha de seis horas enfrente de un adosado ventanas blancas, fachada marrón, me quede con todos y cada uno de los detalles de aquella vivienda unifamiliar, esperando a que el sujeto saliera, toda esa tarde estuve con la radio puesta, pese a estar expectante ante la inminente salida del sujeto o su pareja, la radio cada vez resaltaba la difícil situación en que se encontraba la zona de Igualada en Cataluña y sobre las 00.00hrs anunciaron su cierre definitivo.
Según volvía a casa tenía una sensación agridulce de satisfacción por el trabajo realizado y de pánico por lo que estaba escuchando.
Al día siguiente Pedro I el guapo declaró el estado de alarma y todo lo que antes eran problemas paso a un segundo plano, nos sobrevino de golpe el no saber si nos iba a tocar o no y comenzó mi danza con el miedo.
Las noticias no eran halagüeñas cada día que pasaba, no es que hubiera carencia de mascarillas es que no había en ningún sitio era como de repente entrar en una de esas pelis yanquis del apocalipsis, pero con dos niños de ocho y nueve años a los que debía proteger y mucho menos dejar que se asustaran por una situación tan extrema.
En lo que respecta al trabajo en mi caso las compañías de seguros nos dejaron trabajar desde casa, con el poco o nulo trabajo que había pues solo los servicios esenciales circulaban.
El teletrabajo había llegado para quedarse de esa manera las empresas te podrían explotar más libremente con la escusa de que estábamos en casa, eso sí cuando hablas con alguien aún hoy te saca pecho y te dice: «no yo teletrabajo» como si fuera una ventaja necio…
Los meses pasaron y en septiembre en una de las compañías para las que más daba servicio cambio de responsable, este me llamó y se presentó como el salvador del departamento de siniestros de la compañía cuando colgué el teléfono y después de aquella presentación pensé ya he conocido a seis responsables de esta entidad, en veinte años de servicio,no era la mayor de mis preocupaciones dar pábulo a un gerifalte nuevo, pues siempre he tenido por premisa – trabajar como es debido es igual a que ningún capullo con ínfulas te toque los cojones.
Los meses siguientes no fueron mejores a cuatro familiares de mi mujer se los llevó esta mierda a unos por dejadez de las administraciones y otros por que quizás estaban ya tocados, no se pero mi baile con el miedo cada vez era como la canción del Dalma.
Todo concordaba con la mala praxis de un gobierno inútil e ineficaz y de una oposición que apuntaba los mismos mimbres era la tormenta perfecta.
Recuerdo que cuando salía a la compra era una aventura los primeros días iba ataviado como un mandaloriano, guantes, tapabocas etc… teniendo unos cuidados extremos hasta para coger una mísera naranja de Mercadona teníamos una sensación de miedo extremo solo de pensar en que un familiar tuyo podría caer te querías morir tu primero para no verlo.
Los meses pasaron y por fin nos dejaron salir pero era todo muy extraño estábamos inmersos en una guerra y aquí nos dedicábamos a echar a los perros al emérito a salir a la calle por la libertad de un rapero, no se tenía una sensación de que la sociedad se había idiotizado de estar en casa.
Por mi parte me empezaron a salir casos y al final cerré el 2020 con trece que siempre fue mi número.
Los días se pasaban algo mejor pero seguíamos la danza con el miedo que aún no ha terminado.
La empatía de las empresas para con sus colaboradores no fue lo mejor no voy a dar nombres, pero de una de las entidades para las que aún colaboro o eso dicen, les vino dios a ver con el bicho para tenernos como retén definitivo por si sus peritos se van de vacaciones, enferman o fallecen.
Y otra de ellas la del nuevo adalid de la contención de costes optó en marzo como regalo del día del padre, por prescindir de mis servicios después de veinte años y tropecientos mil favores a directores de sucursal, mediadores, tramitadores y cargos varios, sólo me dolió que ninguno de los compañeros con la que estaba cayendo tuvo la decencia de llamar para saber al menos porque… Aunque tampoco les podría haber respondido porque yo tampoco lo sabía.
Era un año de lo más convulso todo se iba a la mierda tenía que dar un volantazo y hacerme con los mandos como pudiera los elementos no ayudaban y la situación no era la ideal pero en fin como dice el lema de mi casa ‘un Rioja nunca se rinde.
Así que aquí estoy toca seguir con lo que hacíamos siempre igual que lo hicimos mejor no porque sería acariciar la excelencia.
Bailar aunque sea con la más fea y esperar a que la guapa te mire.
Sergio Rioja- Detective privado
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